¿Qué es ansiedad y que mecanismos cerebrales están involucrados ?
¿Cómo se manifiesta la ansiedad en el comportamiento diario?
La ansiedad puede presentarse a través de una amplia gama de síntomas: taquicardia, tensión muscular, sudoración, pensamientos repetitivos o catastróficos, y evitación de situaciones sociales o estresantes. Estos síntomas no solo afectan el estado emocional, sino también el funcionamiento académico, laboral y social.
Un ejemplo claro de esto es la ansiedad en entornos educativos, donde los niveles altos de ansiedad pueden deteriorar el rendimiento académico, especialmente en exámenes y situaciones sociales. Otro dato importante es que estadísticamente las mujeres tienden a reportar niveles más altos de ansiedad que los hombres, y los exámenes suelen ser el principal detonante en estudiantes universitarios.
También se ha observado que la ansiedad tiene una alta comorbilidad con otros problemas como la depresión, el bullying y las dificultades sociales. En ese sentido existen dos grandes vertientes, existen elementos genéticos que nos predisponen a ser más susceptibles a experimentar estados ansiosos, como también nuestras experiencias pasadas pueden predisponernos, es lógico pensar que si hemos vivido acoso escolar, podamos desarrollar quizás cierta ansiedad en contextos que nos recuerden dichas experiencias (aunque a veces no seamos conscientes del todo)

¿Qué factores personales y sociales influyen en su aparición y tratamiento?
La ansiedad no se presenta en el vacío. Factores como el estrés familiar, la sobrecarga emocional, el aislamiento o incluso la percepción negativa del envejecimiento pueden aumentar su intensidad. Durante el confinamiento por COVID-19, por ejemplo, los jóvenes reportaron niveles más altos de ansiedad que los adultos mayores, y una autopercepción negativa del envejecimiento se asoció a síntomas ansioso-depresivos elevados (Losada-Baltar et al., 2020).
La buena noticia es que la ansiedad puede tratarse de manera efectiva. Intervenciones como la terapia cognitivo-conductual y las técnicas de relajación guiadas por profesionales de la salud mental han demostrado reducir significativamente los síntomas. Un estudio clínico encontró que el uso de técnicas de relajación disminuyó los niveles de ansiedad y redujo el uso de psicofármacos en pacientes atendidos por especialistas en salud mental.
Balbi, P., & Roussos, A. (2010). Funciones ejecutivas en personas que padecen trastorno de ansiedad generalizada.
Balbi, P., & Roussos, A. (2012). Investigación neuropsicológica en el trastorno de ansiedad generalizada.
Fernández Camino, A., & Garrido Omar, C. (2024). Impacto del programa de relajación en personas con ansiedad. Nuberos científica.
Guerra Morales, B. L., Melchor Andrade, M. R., Martínez Aguilar, D. U., & Ortiz Ortiz, O. S. (2021). Aplicación de apoyo para jóvenes universitarios con trastorno de ansiedad generalizada. South Florida Journal of Development.
Losada-Baltar, A., Márquez-González, M., Jiménez-Gonzalo, L., Pedroso-Chaparro, M. del S., Gallego-Alberto, L., & Fernandes-Pires, J. A. (2020). Diferencias en función de la edad y la autopercepción del envejecimiento en ansiedad, tristeza, soledad y sintomatología comórbida ansioso-depresiva durante el confinamiento por la COVID-19. Revista Española de Geriatría y Gerontología, 55, 272–278.
Mosquera, L. (2018). Tratamiento cognitivo-conductual de la ansiedad social y acoso escolar en una niña con capacidad intelectual límite. Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes, 5, 50–56.