La ansiedad es una de las condiciones de salud mental más comunes en adultos jóvenes, afectando significativamente su bienestar y desempeño en diferentes áreas de la vida. A esta edad, las personas experimentan cambios laborales, sociales y personales que pueden elevar los niveles de estrés y preocupación. Sin embargo, una perspectiva emergente sugiere que la ansiedad, más allá de ser un trastorno debilitante, podría haber jugado un papel adaptativo en la evolución humana.
Hoy, la ansiedad es vista como un obstáculo que deteriora la concentración, el sueño y las interacciones sociales. Pero, ¿Cómo se manifestaba en los primeros humanos? ¿Pudo haber conferido ventajas en el pasado que hoy, en un mundo altamente estructurado y sedentario, se convierten en desventajas?
Ansiedad y Función Cognitiva:
Uno de los principales efectos de la ansiedad es su impacto en la atención y la memoria de trabajo. En la actualidad, altos niveles de estrés pueden reducir la capacidad de retención de información, generar respuestas de evitación y afectar el rendimiento académico y profesional.
Sin embargo, desde una perspectiva evolutiva, esta hipervigilancia pudo haber sido clave para la supervivencia. La ansiedad genera un estado de alerta constante, que en un entorno prehistórico habría sido fundamental para detectar depredadores o amenazas. Mientras que hoy el sesgo atencional hacia lo negativo genera preocupación excesiva, en el pasado pudo haber significado la diferencia entre la vida y la muerte.
El Impacto Físico de la Ansiedad: ¿Sobrevivencia o Enfermedad?
Fisiológicamente, la ansiedad activa el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA), liberando cortisol y preparando al cuerpo para responder al peligro. En el pasado, esta respuesta de lucha o huida permitía reaccionar rápidamente ante depredadores o eventos inesperados.
Pero en la actualidad, donde las amenazas físicas han sido reemplazadas por plazos de entrega, correos electrónicos y expectativas sociales, esta activación constante se ha vuelto perjudicial. Estudios recientes muestran que el aumento en los niveles de ansiedad ha ido en paralelo con el crecimiento de sociedades más urbanizadas y sedentarias. En otras palabras, el mismo mecanismo que alguna vez ayudó a la supervivencia ahora contribuye a enfermedades cardiovasculares, trastornos digestivos e insomnio crónico.
Ansiedad en la Vida Social y Laboral: Un Mecanismo Desfasado
El impacto de la ansiedad en las interacciones sociales y en el trabajo es innegable. Estudios recientes han encontrado que factores como el estilo de crianza influyen en la ansiedad en la adultez, afectando la seguridad en las relaciones interpersonales y la confianza en el entorno profesional.
En sociedades ancestrales, la ansiedad pudo haber fomentado la cohesión grupal. La hipersensibilidad a señales sociales habría permitido detectar cambios en el estado emocional de los demás, previniendo conflictos y facilitando la cooperación. Hoy, esta misma sensibilidad puede llevar a un miedo exagerado al juicio ajeno, promoviendo la evitación social y la autoexigencia extrema.
¿Cómo Adaptarse en un Mundo No Diseñado para la Ansiedad?
Los efectos de la ansiedad en adultos jóvenes abarcan dimensiones cognitivas, físicas y sociales que, en el contexto actual, pueden afectar significativamente la calidad de vida. Sin embargo, la evidencia sugiere que estos mismos mecanismos alguna vez jugaron un papel crucial en la supervivencia de la especie. El problema no es la ansiedad en sí, sino su falta de compatibilidad con el estilo de vida moderno.
Referencias:
Calling, S., Midlöv, P., Johansson, S-E., Sundquist, K., & Sundquist, J. (2017). Longitudinal Trends in Self-Reported Anxiety: Effects of Age and Birth Cohort During 25 Years. BMC Psychiatry
Jain, D., & Sharma, M. L. (2024). Parenting Style as Correlates of Anxiety Among Young Adults. International Journal For Science Technology And Engineering.
Rambabu, M., & Patel, D. D. (2024). The Influence of Test Anxiety on Academic Performance Among Young Adults. Nanotechnology Perceptions.
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